¿Cómo aplicar la ley de unidad en tu vida?
Si todos somos uno, eso significa que, cuando alguien sufre, en realidad, aunque sea a un nivel sutil, sufrimos todos; y que, cuando alguien muere de hambre, es asesinado o es humillado, de alguna manera, es toda la humanidad quien sufre las consecuencias de ello.
Al contrario, cuando alguien es feliz, esa felicidad también repercute sobre el conjunto; mientras que, si alguien es premiado, es reconocido o es amado, los beneficios que de ello se derivan repercuten potencialmente en todos nosotros también.
Percatarnos de este hecho es de una importancia capital. Aunque habitemos en cuerpos distintos, a efectos prácticos, no hay separación entre personas. Por tanto, maltrata al prójimo y te estarás maltratando a ti mismo; ama al prójimo y te estarás amando a ti mismo. Hazle daño a la madre tierra y estarás destruyendo la casa que todos compartimos.
Es una idea simple y lógica que han propuesto, de una u otra forma, diferentes líderes espirituales y religiosos a lo largo de la historia, pero es una idea que nos cuesta entender y, mucho más, aplicar a nuestro día a día.
No obstante, llevarla a la práctica es sumamente sencillo. A fin de cuentas, todo se resume a simples dichos populares como: “haz bien y no mires a quien”, “no hagas a los demás aquello que no quieras que te hagan a ti” o “trata al prójimo tal y como quieres ser tratado tú”.
Imagina el enorme impacto que tendría a nivel mundial, en nuestra vida y en nuestro día a día aplicar estas consignas tan básicas.
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